16 junio 2007

Ayer fue mi primera Nit Lúdica (Noche Lúdica) en HomoLudicus, Granollers. Los juegos de la noche fueron tres, Sticheln, Elasund y como no, El mercado de Tlatelolco. Mientras esperábamos a que la gente fuera llegando para organizar alguna partida más interesante, pudimos jugar dos partidas a Sticheln.

Sticheln
Es un juego de cartas de esos tipo 6 nimmt!, Geschenkt, Mamma mía!, Coloretto, etc. Por algún motivo creí que este juego no sería demasiado bueno, pues se habla más de la utilidad de sus cartas para jugar a otros juegos que del propio juego en sí. Aunque no se trata de un juego excelente, es mucho mejor de lo que parece. Resumiendo, se reparten todas las cartas, 126 cartas numeradas del 0 al ¿20? en 6 colores diferentes (en realidad alguna menos dependiendo del número de jugadores, nosotros éramos 6 y sólo se repartieron del 0 al 14). El juego es feo a conciencia, por cierto, incluyendo la portada que es horrorosa. Una vez repartidas, cada jugador baja una carta del color que quiera y normalmente con un número bajo. A partir de ahora, cada carta que gane un jugador de su color le va a contar negativamente (tantos puntos negativos como el número de la carta), mientras que el resto de cartas van a puntuar positivamente (un punto por carta, independientemente del número). Se juega como a muchos otros juegos de cartas, en orden cada jugador tira una carta y quien gana se las lleva todas. Gana la carta más alta de un color distinto al que haya tirado el jugador inicial. Si todas las cartas son del mismo color, gana la más alta. Y así hasta que se acaban las cartas. Luego se procede a contar como ya he explicado y ya está. Bien. Bastante bien, me ha sorprendido. Por cierto, no gané ninguna de las dos partidas, aunque tampoco perdí. Para cuando habíamos acabado la partida, ya éramos multitud, unos se apuntaron al Um reifenbreite, de ciclismo, otros al Age of empires III, del que hablaban muy bien, y el resto al Elasund.

Elasund
Elasund es un juego que conserva la mecánica del Catán de tirar dos dados y obtener beneficios según el número, pero que al final resulta ser un juego bastante diferente. Ya hablaré en profundidad en otro momento, hoy con un pequeño resumen es más que suficiente. Hay un tablero cuadriculado en el que se van a construir edificios. Se juega en turnos y cada turno se divide en cuatro fases. La primera fase consiste en tirar los dados y poner el barco en una fila del tablero según el número que salga. Los que tienen edificios en esa fila ganan oro y/o influencia. En la segunda fase se pueden construir edificios en el tablero, hay edificios que ocupan 1, 2, 4 y 6 casillas. Para poder construir tienes que gastar oro y tener los permisos de construcción necesarios. En la tercera fase puedes robar oro o poner un permiso de construcción sobre el tablero. En la cuarta fase, utilizando las cartas de influencias puedes hacer cosas como mover tus influencias, etc. Así de sencillo. Evidentemente puedes construir utilizando los permisos de construcción de otros, encima de otros edificios, al lado de la costa obteniendo puntos de comercio, participar en la construcción de la muralla o de la iglesia, etc. El objetivo del juego es colocar 10 puntos de victoria de tu color sobre el tablero y esto se puede hacer con algunos edificios, con la muralla, con la iglesia, con el comercio, etc. Realmente es un juego lleno de posibilidades, a primera vista mejor que el Colonos de Catán, aunque no haya comercio, ya veremos. De nuevo no gané, está claro que me gustan los juegos, pero no soy el mejor jugador del mundo. El final fue bastante apretado, con momentos dramáticos para alguno. He aprendido que construir muralla es importante, sobretodo cuando es barata, y que la iglesia, también es importante. Un juego con bastante puteo. Y cuando terminamos dije aquello de he venido a hablar de mi juego, y nos pusimos con un Mercado de Tlatelolco entre cuatro jugadores.

El mercado de Tlatelolco
Desde hace unas semanas estoy tratando de mejorar el juego, algo que no habría sido posible sin la ayuda de Pol, de HomoLudicus. En la feria de Granollers quedó claro que aunque el juego era jugable, le faltaba algo. Ese algo es lo que creo que hemos encontrado y ahora sólo queda probarlo, retocarlo, volverlo a probar, retocarlo otra vez, etc. Ya estoy aburrido de tanto jugarlo. Ayer lo pude probar a cuatro jugadores, ¡y vaya cuatro!. El resultado fue que la partida duró más de hora y media porque cada dos por tres nos parábamos a hablar de posibles mejoras, de defectos, de estrategias, de combos, etc. Vamos, un lujo de partida. El juego con las mejoras funciona mucho mejor que el de la feria, a dos jugadores está bien y a cuatro también. Los finales suelen ser apretados, como por ejemplo el de ayer, al que llegamos todos con opciones de ganar. Finalmente gano Pol, pero cualquiera podía haberlo hecho. Pues eso, que estoy contento. El siguiente paso es ir a ver a los habituales del Queimada, Barcelona, a ver que les parece.

Y por hoy ya habéis tenido bastante.

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