11 junio 2007

Nombre: Der Grote Dalmuti, The Great Dalmuti.
Autor: Richard Garfield.
Editorial: Amigo, Wizards of the Coast.
Jugadores: 4-8 (recomendado: 6-8).
Edad: 8+ años.

Estamos de nuevo ante uno de esos juegos en cuya sencillez reside su mejor virtud y su peor defecto. En esta ocasión se trata de un juego que yo recomendaría para 6, 7 u 8 personas, aunque también se puede jugar entre 4 o 5. Tenemos una baraja con 12 cartas con el número 12, 11 con el número 11, ..., 2 con el número 2, 1 con el número 1 y 2 comodines. Las cartas tienen unos dibujos bastante buenos, que me recuerdan a los dibujos de un tarot.

Antes de empezar, según recuerdo de las reglas, se decide quien va a ser el gran dalmuti, el pequeño dalmuti, los comerciantes, el pequeño peón y el gran peón. Estos son los papeles que se van a intercambiar los jugadores a lo largo de la partida, según la posición de cada uno en la ronda anterior; el mejor es el gran dalmuti y el peor el gran peón. Los jugadores estarán sentados en círculo, ordenados en sentido horario según su papel. A mí, como lo de asignar los papeles antes de jugar la primera ronda me parece absurdo e injusto, pues no lo hago, jugamos una ronda en igualdad de condiciones para asignar los papeles.

Todas las partidas se juegan de la misma forma, el gran peón reparte todas las cartas entre todos los jugadores, empezando por el gran dalmuti. Es posible que no todos los jugadores tengan el mismo número de cartas. El gran peón tiene que entregar al gran dalmuti sus dos mejores cartas, es decir, sus dos cartas con número más pequeño (los comodines no cuentan). El gran dalmuti tiene que entregar al gran peón dos cartas cualquiera. El pequeño peón tiene que entregar al pequeño dalmuti su mejor carta. El pequeño dalmuti tiene que entregar una carta cualquiera al pequeño peón. Los comerciantes pueden intercambiarse una carta cualquiera. Ahora se trata de librarse de todas las cartas lo más pronto posible. El gran dalmuti empieza tirando un número cualquiera de cartas con el mismo número, por ejemplo, 3 con el número 12. Cada jugador por turno y en sentido horario tiene que tirar una combinación con el mismo número de cartas iguales, pero de un número inferior, por ejemplo, 3 con el número 9. Cuando ningún jugador puede jugar una combinación inferior a la última combinación bajada, el último jugador que bajó cartas juega una nueva combinación de cartas iguales, por ejemplo, 2 con el número 10. Los comodines pueden utilizarse en cualquier combinación de 2 o más cartas, donde una de las cartas obligatoriamente tiene que ser un número. También pueden ser utilizados sin acompañar a ninguna carta de número, pero entonces es como que fueran cartas con el número 13. El jugador que primero se queda sin cartas es el (¿nuevo?) gran dalmuti, el segundo el pequeño dalmuti, el último el gran peón, el penúltimo el pequeño peón y el resto los comerciantes (todos deberán intercambiar sus asientos para adaptarse). Cada jugador obtiene tantos puntos como jugadores siguen jugando cuando se quedó sin cartas. Suele jugarse a varias rondas o al primero que alcanza una puntuación determinada.

En definitiva, que se trata de un juego sencillo que gustará a los no jugadores de todas las edades. Se aprende a jugar en cinco minutos escasos. Personalmente me parece un poco soso, aunque para pasar el rato no está nada mal. Por cierto, aunque pueda parecer descompensado eso intercambiar cartas entre los mejores y peores jugadores, resulta que no es tan difícil que se cambien las tornas, y cuando eso pasa, las risas están aseguradas. Y si al gran peón lo pones a pleno sol como castigo, mejor que mejor. Es una alternativa a los juegos tradicionales de cartas con la baraja española, al rummy, al dominó, etc, juegos que por otro lado no rechazan inicialmente los no jugadores y tienden a jugarse hasta la saciedad.

Se parece mucho al Gang of four, juego que por otro lado me parece algo mejor aunque sólo pueda jugarse entre 4 jugadores. También debe parecerse al Tichu, aunque éste todavía no lo he probado.

Valoración: 6/10.
Enlaces: BoardGameGeek.

1 comentarios:

ostadar dijo...

Confirmo que El Gran Dalmuti "entra" con facilidad y gusta a los jugadores ocasionales.
En mi opinión, tiene dos virtudes básicas: es sencillo de explicar y es divertido (y conste que no quiero decir con esto que los juegos complejos y más cerebrales no me gusten; al contrario). Además, el diseño de las cartas de Margaret Organ-Kean me parece muy agradable.
Por último, con respecto a que sea un poco soso (entendido como juego facilón, sin sutilezas estratégicas), humildemente discrepo ;)

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